jueves, 8 de septiembre de 2011

EL ONEGEISMO

Muchos de mis amigos y compañeros de trabajo me han escuchado en reiteradas oportunidades manifestar que Green Peace trabaja para los poderosos ( siempre me gustaron las afirmaciones impactantes aunque de difícil comprobación para generar el debate sobre un tema), también me escucharon decir muchas veces con la misma intención, que los recursos no son de quien los tiene sino de quien los paga ( utilizo siempre la palabra “paga” para generar mas debate) y digo que si fueran de quien los tiene los países árabes serian desarrollados y no lo son. Son simplificaciones que actuan como disparadores y sacan de quicio especialmente a  las mujeres de mi ámbito de partencia incluyendo a mi hija

No es por ser auto referencial pero aquellos que me conocen saben, que trato con bastante ironía a los pequeños burgueses (como yo) pero culposos, que se llenan la boca de medio ambiente, soja transgenica, monocultivo, calentamiento global, guerra del agua??????, y otros temas propios de la posmodernidad, que les crean la ilusión de militar en causas  progres o cuasi progres, pero sin embarrarse demasiado, ni mirar la pobreza desde demasiado cerca.

Leyendo el blog de un amigo de mi hermano, Florencio Biglione, me topé con un artículo escrito por el vicepresidente de Bolivia, que trata con un criterio parecido al que utilizo ( no concuerdo en todo pero si en la mayoría) los temas de las ONG ambientalistas y para quienes trabajan, que me parece interesante para poner a consideración de los que me leen.

VA EL ARTICULO

¿Quiénes más se oponen?
Varias ONG´s ambientalistas, y éstas son el verdadero sujeto del rechazo. En realidad son personas con intereses extranjeros, que en sus países de origen han destruido los bosques en el altar de la explotación industrial, y que ahora buscan conservar los recursos medioambientales que “equilibren” su acción depredadora, en otros países que no son los suyos. No se crea que son unos industrialistas arrepentidos. Para nada. Fueron y siguen siendo depredadores de la naturaleza y mercaderes de la vida.
Sólo que les resulta más rentable destruir toda la naturaleza a su paso en los países de alto desarrollo industrial, y pagar migajas en los países del tercer mundo para que las poblaciones sumidas en la carencia y en la pobreza absoluta “cuiden” los bosques y la biodiversidad a nombre de ellos, hasta cuando consideren necesario depredar esa “reserva”.
Resulta así que a favor de un negocio de alta rentabilidad de las grandes transnacionales, se impide afectar bosques, se obliga a no utilizar cursos de agua, se limita la actividad manufacturera de pueblos y naciones enteras congeladas en el abandono, la desvertebración y la carencia material, a fin de preservar el medio ambiente para los que no supieron hacerlo. Las grandes transnacionales nos venden el discurso de la protección de nuestros bosques en nombre de la “humanidad”, pero cuando se trata de los recursos financieros, del petróleo o del conocimiento científico-tecnológico, éstos ya no son de la “humanidad” y sólo les pertenecen y son para ellos. ¿Por qué los recursos financieros globales no se vuelven patrimonio de la humanidad, a disposición de todos los países del mundo? ¿Por qué los conocimientos científico-tecnológicos de las mega corporaciones no se vuelven patrimonio planetario al servicio y disposición gratuita de todos los habitantes del mundo? A los bolivianos nos hablan a nombre de la “humanidad” cuando se trata de cuidar los bosques, pero cuando se trata de distribuir los recursos financieros y científicos planetarios, ni la mencionan.
Existen pues intereses transnacionales que quieren convertirnos en “guardabosques”, sin derecho a luz, carreteras, servicios básicos, sin derecho a utilizar, en una relación de diálogo, a la naturaleza para satisfacer moderadamente nuestras necesidades. Y ahí entran en escena algunas ONG´s ambientalistas, que son el brazo operativo de estos tenebrosos intereses transnacionales que legitiman la industrialización depredadora en el norte, precautelando a su nombre, y a costa de su bolsillo, el proteccionismo ambiental en el sur.
Son estos intereses externos los que financian fundaciones, ONG´s, comentaristas, formadores de opinión de países de África, América Latina y Asia para llevar adelante campañas de “protección del medio ambiente”. Con una resolución, que merecería mejores propósitos, proclaman que no hay que tocar nada de la naturaleza, que no hay que utilizar los cursos de los ríos, que no hay que sembrar porque se degrada el suelo, que no hay que arrancar las hojas porque se mata la biodiversidad, que no hay que mirar a las aves porque se les hace daño, en fin, que hay que convertirse en estatuas de sal para preservar la “biodiversidad”.
¿Y la comida para la gente, que también es parte de la naturaleza? ¿Y el agua, y la luz, y las carreteras, y los derechos materiales de las personas para crear una comunidad satisfecha? Les tiene sin cuidado. Como no son ellos quienes no tienen luz, agua, o alimentos, o medios de vertebración, ese reclamo es una contingencia colateral. Pero la población real, de carne y hueso, no la del informe administrativo para el financiador, necesita alimento, necesita cultivar, necesita transportarse, necesita luz, necesita implementos técnicos, necesita vivir dignamente, y ello supone actuar en el medio ambiente, afectarlo, modificarlo. Si no, ¿de dónde saldrán los recursos para satisfacer las necesidades? Al fin y al cabo no todos pueden recibir el salario de la fundación para satisfacer esos requerimientos. (Tampoco del estado subcidiador)
No se puede condenar a la miseria y al abandono a las poblaciones con tal de satisfacer el negocio “medioambiental” de países extranjeros y de transnacionales tal como nos proponen los “resentidos”.  Ni tampoco se puede obstruir las acciones de integración departamental imprescindibles para cualquier sociedad, con tal de no “tocar” la “reserva” que perpetúa el abandono y privación material de muchos bolivianos. Y es que, ¿por qué tenemos que pagar nosotros con nuestro “inmovilismo” productivo, con nuestra miseria y desvinculación (que genera pobreza), las consecuencias de la orgía depredadora de los países industrializados?
Como país y como sociedad tenemos derecho a mantener un intercambio metabólico con la naturaleza para satisfacer las necesidades tanto del ser humano como de la propia naturaleza. Y por supuesto, también tenemos derecho a no seguir los pasos destructivos del entorno material que llevó adelante la industrialización capitalista. Eso lo sabemos, y lo saben los campesinos y los indígenas que demandan la construcción de la carretera. Ése es el gran reto de la ruta industriosa que lleva adelante el Gobierno de los Movimientos Sociales: construir una forma de intercambio dialogante con la naturaleza que así como logra obtener los elementos materiales para la satisfacción de las necesidades básicas de la población, también logra reproducir los nutrientes básicos de su propia reproducción.
Pero las cosas no se detienen ahí. A esta velada complicidad de los críticos con el gran negocio del medioambientalismo transnacional, se suma una complicidad política tanto o más reaccionaria. Resulta que el tercer actor opuesto agresivamente a la construcción de la carretera, es la oligarquía cruceña, especialmente la ganadera que con el monopolio del faenado del ganado en los mataderos cruceños ha logrado subordinar la totalidad de la actividad ganadera beniana a los precios fijados por ellos.
Una carretera entre Beni y Cochabamba permitirá a los ganaderos, pequeños y medianos del Beni, vincularse directamente con los mercados de consumo de la carne beniana en los valles y el altiplano, rompiendo la intermediación y la dependencia hacia el exclusivo grupo empresarial que controla el precio de la carne puesta “en gancho”. Por ello, no es una novedad que los principales opositores a este proyecto de integración vial, desde hace décadas, sean estos grupos monopólicos que mantienen al Beni como su patio trasero. Y en esa tarea, se encuentran entre sus más leales aliados, las autoridades regionales benianas, expertas en el soborno de dirigentes. He aquí que los “resentidos”, supuestos abanderados
de la “autonomía revolucionaria de los pueblos”, feroces “anticapitalistas y anticolonialistas”, se lanzan genuflexos ante el llamado de la oligarquía cruceña, ayer separatista, hoy pseudo-ambientalista y anti-integracionista.
Lo más gracioso de toda esta farsa política de los críticos, es que le reclaman al Gobierno mayor firmeza para con las oligarquías, siendo que ellos actúan como los alarifes virtuosos de los intereses materiales de ellas. Triste y decadente papel de quienes a nombre de la “reconducción del Proceso de Cambio”, acaban en realidad como los restauradores del proceso neoliberal y de la penetración de los intereses transnacionales, y como los defensores de seculares desequilibrios geopolíticos favorables a las oligarquías locales reaccionarias.
En resumen, los críticos, ayer amigos en el Gobierno, hoy resentidos en la oposición, mienten, tergiversan y engañan sobre lo que sucede con el Proceso de Cambio. En su cometido se adhieren a la totalidad de las farsas, mentiras y ataques de la derecha neoliberal y restauradora del viejo régimen, y al final, los críticos no hacen más que jugar el papel de “conciencia desdichada” de la derecha política restauradora.